divendres, 4 de novembre del 2011

ALFI LONDRES 2012: EL DESAFIO A LA INVALIDEZ

Granollers a 4 de novembre del 2011



La infancia abre un nuevo libro, un libro cuyas primeras páginas habitualmente determinaran las siguientes. Nada reemplazará las palabras escritas en los primeros días, los primeros meses, los estrenados años en que lo que acontece nos hará diferentes, determinara el que y el como de una personalidad futura forjada de primeras experiencias, no hay vuelta atrás.
Años de supuesta inocencia envuelta en los brazos de una seguridad que transmite la presencia de quienes decidieron un día que te querían, te deseaban, les eras necesaria, que decidieron traerte al mundo. Todos, incluso tú, deberíamos recordar aquel lugar de casa donde se respiraba protección, seguridad, amor, altruismo sentimental. Un rincón cualquiera de tu casa, Alfonsina, que determino tu porvenir.
Alfonsina Maldonado con tan solo seis meses y postrada en su lecho, descubrió la cara oculta y cruel del destino. De repente una vela, habitualmente muestra de esperanza, intentó acabar con su vida. 32 días en coma, un año y medio en una burbuja y cinco años de reclusión en un centro de quemados con el resultado de 15 operaciones plásticas y injertos a lo largo y ancho de su frágil cuerpo que dejaron una mano absolutamente carbonizada. Demasiado dolor para tan corta existencia.
Uruguaya de nacimiento se forjo en una zona rural rodeada de caballos, medio de transporte que utilizaba para acercarse al colegio. El entorno ecuestre en el que se desarrollo le ayudo a superar las duras sesiones de curación.
Hablar de caballos hacia olvidar las lagrimas que vertían los recuerdos, notar su cercanía alejaba los dolores, montar era olvidar, trotar significaba renacer, cabalgar abría nuevas rutas de esperanza. Pasión por los equinos, equinos de reconocimiento de ilusiones renovadas.
A los 13 años decidió iniciarse en la equitación, equitación para la que se intuían necesarias dos manos. Su invalidez de nivel 4 requirió de enorme esfuerzo, implicación y dedicación para cumplir su sueño. Desoyó cualquier consejo de utilizar una sola mano para las riendas, ella sabía lo que era sufrir, sufrimiento que no le daba pavor.
Hace seis años se trasladó a España para mejorar. “La uruguaya a la que le falta una mano”, como empezaron aquí a apodarle, encontró en el dueño de la Yeguada del Lago de Caldes de Malavella a quien le prestara a Fandango, un precioso caballo, con el que cumplir su sueño: participar en Londres 2012. Trabaja de lunes a viernes, en la hípica, para devolver el coste de utilizar a su gran compañero.
Alfonsina conseguirá su sueño, estoy seguro, representará a Uruguay y eso significa que se enfrentara a representantes más próximos a nosotros, ¿pero eso importa? ¿Hay algo más deportivo que reconocer el valor de la superación, del compromiso, de la pasión por un deporte, de la valentía por desafiar las limitaciones? No.
Tan solo pide que le ofrezcamos soporte emocional, un abrazo de solidaridad, una mirada de generosidad a través de su grupo en Facebook. El gesto que nos propone es relativamente sencillo ante la dificultad del reto propuesto.
“Este es mi sueño y quiero conseguir demostrar al mundo que ser discapacitado no impide poder realizar lo que uno desee, por duro que sea” Alfonsina Maldonado.
Seguro que no!
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